jueves, 27 de septiembre de 2012

Sevilla tiene un color especial (I)

Como estabamos en el barrio de Triana, decidimos ir a la famosa calle Betis, una calle llena de restaurantes y de bares de copas. Un compañero de trabajo me recomendó un restaurante en el que se comía bien con unas vistas estupendas del Guadalquivir y la ciudad... Pero no supo decirme el nombre exacto, tan sólo que era algo de "Gua" y que estaba en la calle de Betis. Luego al volver del viaje, me enteré que el sitio al que se refería se llamaba en realidad Río Grande y está pegando al río Guadalquivir.

Cuando llegamos a dicha calle ya eran más de las 15.00 horas y el hambre arreciaba. Anduvimos un poco pero no encontramos nada que se llamara así, por lo que, tras mirar en varios restaurantes, nos metimos en uno que se llamaba La María, un restaurante asador que no recomiendo, más que nada por el precio.

Nos sablaron casi 55 euros y aunque la comida no estaba mala, tampoco era gran cosa, desde luego no valía lo que nos cobraron. Tomamos media ración de salmorejo y media ración de calamares a compartir entre los dos, y luego de segundo plato tomamos entrecot de ternera de 300 gramos y secreto ibérico. Para beber, una botella de plástico de medio litro de agua y una copita de manzanilla. No hubo postres ni cafés. Además, las carnes estaban especialmente saladas. Así que no se puede decir que comiéramos bien por lo que nos costó.
 
 

Al salir cruzamos el puente de Triana para visitar el casco viejo de Sevilla. Ya eran casi las 17.00 horas y monumentos como la Giralda y la Catedral o los Alcálzares ya no podríamos visitarlos. Andando por la orilla del Guadalquivir llegamos a la Maestranza y entramos a visitarla. La entrada cuesta 6 euros e incluye una visita guiada por la plaza.

Durante la visita ves el ruedo y descubres por qué no es circular, sino que es como una elipse... Mejor no os lo cuento, para que os llevéis la sorpresa si vais a Sevilla ;-) También se visita un pequeño museo sobre las corridas de toros, y y la capillita donde rezan los toreros antes de salir a la arena.
 
  

Cuando salimos de allí, la noche nos acechaba. Tan sólo inglesias y el Museo de Bellas Artes permanecían aún abiertos. Nosotros no somos muy de meternos en museos, aunque nos gusta el arte. Sin embargo, este museo merece la pena verlo. Tanto en las guías como en el foro de Los Viajeros recomendaban echar un vistazo a su interior y la verdad es que no nos defraudó. Es un edificio del siglo XVII con tres patios. Entrar dentro es gratuito para los ciudadano de la UE.

 
De allí, nos dirigimos a la Basílica de Jesús del Gran Poder, una de las imágenes, junto a la Macarena y la Esperanza de Triana, más venerada de la Semana Santa sevillana. Esta basílica se encuentra en la plaza del Lorenzo, junto a otro iglesia, la que da nombre a la plaza donde se ubica. En ese momento había misa tanto en una iglesia como en otra y no nos pudimos mover a nuestras anchas para hacer fotos.

La del Jesús del Gran Poder me llamó más la atención porque por fuera te da la sensación de que cuando entres será pequeña, pero no es así. Además, tiene forma circular y es posible subir donde el Cristo. Su construcción es bastante reciente, de mediados del siglo XX. La iglesia de San Lorenzo es más recargada que la otra. Es de estilo mudéjar aunque ha sufrido varias remodelaciones a lo largo de su historia.


De allí nos dirigimos a ver a la Macarena. Por el camino, pasamos por la Alameda de Hércules. Se trata de un paseo en el que han colocado unas columnas romanas traídas de un templo que había en la calle de Mármoles. El sábado la zona estaba muy animada, con gente en terracitas. Al parecer los domingos por la mañana las terrazas dan paso a un mercadilo de ocasión, pero no lo vimos.

Cuando llegamos a la Basílica de la Macarena había también misa. Así que decidimos atravesar la puerta de la Macarena y llegar hasta el Hospital de las Cinco Llagas que se encuentra enfrente para hacer tiempo mientras. Este edificio era un hospital fundado en el siglo XVI. Actualmente este edificio no se puede visitar porque actulmente alberga la sede del Parlamento de Andalucía.

Cuando volvimos a la Basílica de la Macarena ya había acabado la misa, pero tuvimos poco tiempo antes de que nos echaran porque ya era la hora de cerrar. Eran casi las 21.00 horas. La Basílica cuenta con un pequeño museo del tesoro de la Hermandad, pero no entramos porque ya era muy tarde. En este museo hay mantos de la Virgen, así cmo el paso procesional que pesa unos 1.500 kilos y está hecho en plata. ¡Qué duro debe de ser el ser costalero! Se deben dejar la espalda.

Dado que era tarde y ya no encontraríamos nada que visitar abierto, nos dispusimos a buscar un sitio para cenar. Terminamos en la terraza de un bar pequeñito junto a la plaza de la Alfafa. Siento no recordar la dirección exacta ni el nombre del local, pero si que recuerdo que estaba en un callejón que sale de la plaza de la Alfafa junto a un bar cutrecillo que está en . Es un bar muy pequeñito en cuyo interior no hay sitio para mesas. Comimos muy bien, de raciones y por muy poco dinero. La cena nos costó 23 euros y tomamos varias medias raciones como gambas a la gabardina, calamares y otras que mi mala memoria no consigue recordar... Tras la cena, como habiamos madrugado mucho, y estábamos muy cansados del viaja, decidimos regresar al hotel para acostarnos. Al día siguiente nos esperaba un día duro y largo de visitas.


(Continuará...)

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