Descubrí este lugar me llamó mucho la atención así que, aprovechando la
cercanía a Málaga decidimos ir a conocerlo. Setenil se encuentra a 135 kms del
Camping Naturista Almanat, nuestro alojamiento durante estos días. A primera
hora de la mañana pusimos rumbo hacia allí y, con un calor abrasador llegamos a
Setenil sobre las 12:00 horas.
Entramos en Setenil por una
carretera elevada desde la cual se tenían unas bonitas vistas del conjunto.
Después, fuimos circulando por el interior de éste, pasando por sus estrechas
callejuelas no sin poca dificultad y, no para nosotros, que con la moto no
teníamos problemas pero, a los coches por según qué zonas el hueco se les hacía
un tanto estrecho.
El casco histórico de Setenil fue declarado Conjunto Histórico
Artístico y, la verdad es que el pueblo es de lo más pintoresco, con sus casitas
pintadas de blanco está especialmente cuidado. El principal atractivo lo
constituye el mismo pueblo, donde destacan las viviendas-cueva construidas
aprovechando la disposición natural de la roca, siendo ésta la cubierta de gran
parte de las construcciones.
Estas viviendas-cueva han llegado
a ser denominadas semitroglodíticas por los espacios físicos donde se ubican,
donde al parecer pudo existir un importante refugio natural de pobladores
prehistóricos.
Dentro de Setenil las dos calles
más típicas son la de las Cuevas del Sol y la de las Cuevas de la Sombra y, sus
nombres van en función de la mayor cantidad de sol que reciben. Las Cuevas del
Sol abren sus fachadas al sur y son más cálidas que las de la Sombra. Sin
embargo, en el interior de las casas de ambas se mantiene un microclima muy
peculiar que mantiene una temperatura fresca en verano y algo más cálida en
invierno.
Otras calles destacadas
son la calle Herrería y la calle Jabonería. La primera, la más antigua de la
villa, recibe este nombre porque en algún momento albergó un taller de
herrajes. En cuanto a la segunda, su nombre posiblemente está ligado a la
existencia de alguna fábrica de jabón, algo común durante los siglos XVIII y
XIX, o bien al hecho de ser un lugar donde habitualmente bajaban las mujeres a
lavar la ropa. Las casas de ambas calles todavía mantienen su función como
viviendas.
Encontramos aparcamiento próximo a
las Cuevas del Sol y nos sentamos en la terraza del Bar Frasquito a tomar algo.
El precio estupendo. Estuvimos de lo más tranquilos y frescos bajo una
llamativa techumbre de piedra por 1€ por consumición, con tapita de olivas
incluida.
Mientras Suso se quedada a la
fresca y descansando yo fui a dar una vuelta por el pueblo. Me acerqué a las
Cuevas de la Sombra, donde resulta curioso pasar por una calle cuyo “techo” es
una gran roca. Esta zona cuenta con varias terrazas donde poder tomar algo
¡Como no! a la sombra.
Tras la pausa decidí dar un paseo
por el pueblo. Desde las Cuevas de la Sombra subí por una calle cuya pendiente
me hizo llegar arriba sudando y con la lengua de fuera y, después seguí
callejeando sin demasiado rumbo.
Desde aquí llegué a una plazuela y
tomé hacia la calle Calcetas, donde hay otra zona de viviendas-cueva bajo la roca un
tanto apartada y menos turística pero muy llamativa.
Llegó un momento en que de pasar
por tantas callejuelas, subir y bajar escaleras estaba perdida así que, tuve
que pedir indicaciones para conseguir llegar de nuevo a las Cuevas del Sol.
Como podéis ver en las fotos el
pueblo es una maravilla así que, si os acercáis a la provincia de Cádiz o,
incluso desde Málaga, no dudéis en visitar Setenil de las Bodegas.
Y de ahí pusimos rumbo a Ronda y a
Júzcar pero, estas entradas quedan pendientes para otra, que si no me extiendo mucho.
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