Nuestros viajes y costumbre
sábado, 6 de octubre de 2012
Feria Artesanía La Palma 2011
Balcones típicos y La Guagua (como llamamos en Canarias al autobus)
Rosario una de las pocas artesanas de los Telares que quedan
Cestas Típicas
Trajes Típicos
Bordados a mano
Parecen pinturas pero son bordados
Trajes Típicos. Camisas y Enaguas bordadas a mano
Mary, pintura sobre varios materiales
Trabajos en cuero
Los enanos (figura representativa de la Bajada de La Virgen que se hace cada 5 años)
Cerámica
Belén y sus trabajos en cestería
Bordado Típico Palmero y flores de Pascua
Instrumentos Músicales en madera
Trabajos en Madera
Ana artesana de Trajes Típicos
Trabajos en Lana
Puros Palmeros (Reconocidos mundialmente)
Foto de La Virgen de La Nieves de 1900 junto con hojas de Tabaco
Trabajos en Piel
Viaje a Lanzarote
Lanzarote es la isla más oriental de las Islas Canarias, apenas 100,60 km la separan de la costa africana. También se la conoce como la Isla de Fuego, debido a la gran cantidad de volcanes que tiene.
Al
lado de la isla se encuentra el Archipiélago Chinijo, que está formado
por los islotes de Alegranza, La Graciosa, Montaña Clara, Roque del Este
y Roque del Oeste, pero solo La Graciosa está habitada y es accesible
en barco desde el Puerto de Órzola.
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Las
zonas turísticas de Lanzarote se concentran básicamente en tres: Puerto
del Carmen, Costa Teguise y Playa Blanca, y en menor medida Puerto
Calero. Nosotros estuvimos alojados en Puerto del Carmen, en el hotel
Sol Lanzarote de cuatro estrellas. En esta ocasión no pagamos nada
porque fuimos invitados por la cadena hotelera. A pesar de la
invitación, mi opinión no está condicionada, si os soy sincera el hotel
está muy bien.
El
hotel es bastante tranquilo, al menos en la época en que nosotros
estuvimos (noviembre). Las habitaciones son grandes y están muy bien,
constan de dormitorio, salón con una pequeña cocina, baño y una terraza
amplia. Además el servicio es bueno y el hotel está a pie de playa. He
de decir que las instalaciones las usamos poco porque salíamos por la
mañana y no regresábamos hasta la noche. Solo teníamos desayuno y nos
pareció variado y completo. Al llegar el primer día nos tenían preparada
una botella de vino y un plato con queso y dátiles, y la noche anterior
a la salida nos dejaron una botella de champan que nos vino muy bien.
Lanzarote del 13 al 16 de septiembre de 2012 (3 noches) y, aunque la
isla es pequeña tiene demasiadas cosas que ver así que yo os
recomendaría ir como mínimo 5 días, o una semana si queréis aprovechar
para ir a la playa. Nosotros en tres días lo vimos todo, eso sí,
acabamos agotados.
Volábamos desde Tenerife, y
las dos compañías aéreas que operan desde aquí son Binter e Islas
Airways. Son aviones de hélices con capacidad para unas 60 personas, en
las que el ruido te acompaña durante todo el trayecto pero que al durar
tan poco (50 minutos) se hacen llevaderos. Nosotros fuimos con Islas
Airways que suele tener precios un poco más económicos y funciona igual
de bien.
Hay que destacar que al vivir en las
islas tenemos precios especiales para residentes canarios con un
descuento del 50% y, aunque pueda parecer mucho sinceramente no lo es,
ya que aquí uno depende del avión o del barco para todo, así que
cualquier desplazamiento supone un coste mayor.
Habíamos
reservado un coche en Autoreisen, un Citroen C2 que cogimos
directamente en el aeropuerto. Alquilar un coche en Canarias es muy
económico, y también la mejor manera de conocer cualquier isla, además
la gasolina es bastante más barata que en la península, así que como
medio de transporte es ideal.
En cuanto a
restaurantes o algún plato típico de la zona no os puedo recomendar nada
porque, a parte de que somos poco arriesgados comiendo, el desayuno y
la cena la hacíamos en el hotel, y para comer nos llevábamos un
bocadillo.
Nuestro viaje comenzó el jueves día 13
con salida desde Tenerife sobre las cinco de la tarde. Entre que
llegamos a Lanzarote, encontramos el hotel y subimos a la habitación se
nos hizo un poco tarde, así que aprovechamos para hacer un poco de
compra para cenar esos días y nos acostamos temprano, ya que al día
siguiente tocaba madrugar.
El viernes día 14 salimos del hotel en dirección a Puerto del Carmen, que me recordó mucho a Las Américas de Tenerife, lleno de tiendas de todo tipo. Luego fuimos a ver algo de Puerto Calero, pero no llegamos a dar un paseo porque teníamos poco tiempo y había que ser selectivo.
Después fuimos a la zona de Papagayo,
donde se encuentran las playas más bonitas de la isla, pero a las que
para acceder hay que pagar. Cuando vimos el cartel en la entrada y nos
metimos creímos que nos habíamos equivocado, y es que el camino de
acceso era de tierra y bacheado. Luego vimos la garita donde nos
cobraron 3 euros y a partir de ahí la pista empezó a mejorar, aunque no
demasiado. Nosotros nos acercamos hasta la playa de Mujeres y la de
Papagayo, y después fuimos a un chiringuito a tomar algo.
Al salir de Papagayo nos fuimos a Playa Blanca, otra de las grandes zonas turísticas de la isla. Aquí no estuvimos demasiado porque era más de lo mismo, continuando hasta la Marina de Rubicón, donde paramos a echar un vistazo, pero como tampoco tenía demasiado que ver decidimos continuar e ir a la zona del Golfo, que si que es muy espectacular. Aquí se encuentra el charco de los Clicos o Lago Verde, que es una laguna pequeña de intenso color verde debido al fitoplacton en suspensión que contiene el agua. Mas que el charco destacaría el paisaje donde se encuentra, que fue creado gracias a las coladas de las erupciones volcánicas y a la erosión del mar. Por lo visto, la nueva película de Almodóvar, “Los abrazos rotos”, se gestó en la playa del Golfo hace casi una década, después de que Almodóvar hiciera una foto de un abrazo, a partir del cual el director empezó a tejer la película.
Cerca del Golfo se encuentran las Salinas de Janubio, a las que nos acercamos a echar un vistazo, y después fuimos a los Hervideros,
una zona de costa donde hay unas cavidades en la roca por las que la
fuerza de las olas permite subir el agua hasta la superficie a modo de
“agua hirviendo”. Además, hay un pequeño sendero de escaleras que
permite acercarse a los agujeros y mirar el espectáculo desde arriba.
Ese día fue una pena que el mar no estuviera más agitado.
Después fuimos a ver La Geria,
que es una zona agraria especialmente singular en la que los campesinos
de la isla han aprovechado las características del lapilli (arena o
picón volcánico) para cultivar viñas y otros frutales, ya que este
material, además de ser un buen aislante, tiene gran capacidad para
absorber y conservar la escasa humedad tanto de la lluvia como la
ambiental. Destacan especialmente los muros de piedra con forma circular
que protegen las plantaciones del viento, y que le dan al paisaje un
aspecto muy peculiar.
De camino al hotel paramos a ver el Monumento y la Casa Museo del Campesino, y después de dar una vueltita por Puerto del Carmen nos fuimos al hotel a descansar, había sido un día muy largo.
De camino al hotel paramos a ver el Monumento y la Casa Museo del Campesino, y después de dar una vueltita por Puerto del Carmen nos fuimos al hotel a descansar, había sido un día muy largo.
El sábado día 15 Que mejor sitio que el famoso Mercado de Teguise, que se celebra todos los domingos y que está amenizado por grupos de folclore, hippies tocando música así como puestos de ropa, artesanía e infinidad de cosas más. Pasamos toda la mañana allí, y finalmente Manolo me regaló unos pendientes y yo a el un sombrero estilo cowboy playero
Al salir del mercado nos fuimos al Parque Nacional del Timanfaya, pero antes hicimos una parada en el Centro de Visitantes la Mancha Blanca, donde escuchamos durante quince segundos la simulación del ruido que hace un volcán al erupcionar, y después vimos una película sobre la fauna y flora del parque, pero nos resultó un pelín soporífera. Por cierto, dentro del parque puede hacerse una ruta en camello, nosotros no nos subimos porque ya lo habíamos hecho en La Palma, pero os aseguro que es muy divertido.
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Después
nos dirigimos al interior del parque, llegando justo en el momento en
que estaba terminando la demostración del "geiser". La ruta por el
parque se hace enteramente en guagua, y resulta increible ver por donde
pasa, ya que las carreteras son muy estrechas, por lo que había momentos
en que daba la impresión de que chocábamos con los bordes o que nos
fuéramos a salir de la carretera.
El parque es muy espectacular y atípico, dicen que se asemeja al paisaje lunar. De regreso, el chófer puso la canción de 2001 Odisea en el Espacio, y al llegar al final de la ruta frenó el bus justo en el momento en que se acababa la canción, así que quedó muy chulo y todos aplaudimos. Después de la ruta, vimos el horno natural del restaurante El Diablo, donde se aprovecha el calor del interior de la tierra para cocinar.
El parque es muy espectacular y atípico, dicen que se asemeja al paisaje lunar. De regreso, el chófer puso la canción de 2001 Odisea en el Espacio, y al llegar al final de la ruta frenó el bus justo en el momento en que se acababa la canción, así que quedó muy chulo y todos aplaudimos. Después de la ruta, vimos el horno natural del restaurante El Diablo, donde se aprovecha el calor del interior de la tierra para cocinar.
Un
empleado del parque que nos vio curioseando por la zona nos hizo la
demostración de cómo a pocos metros de la superficie podían alcanzarse
varios cientos de grados de temperatura, así que cogió un poco de paja y
la introdujo en un agujero, en un par de segundos aquello se incendió.
Después nos enseñó el famoso “geiser”, echando un poco de agua en una
chimenea abierta en el suelo que a la cuenta de tres sale inmediatamente
disparada hacia arriba en forma de vapor.
Ya era por la tarde y todavía queríamos ir a visitar Famara,
que es una playa salvaje, increiblemente larga y bonita. La carretera
de acceso a la playa estaba en obras, así que tuvimos que ir por una
camino de arena donde Suso disfrutó a lo grande. Al llegar a la playa
nos sorprendió su increible belleza, además era tarde y no había casi
nadie. Poco a poco empezó a anochecer y acabamos disfrutando de una de
las puestas de sol más impresionantes que hayamos visto.
Una vez se hizo de noche nos acercamos hasta el pueblo de Nazaret a tomar algo a la cueva de Lagomar, antiguamente
la residencia del actor Omar Sharif, apostada y perdida en una partida
de cartas. Ahora la han convertido en un bar - restaurante, y fue una
pena porque el restaurante estaba abierto pero el bar no, y como son dos
negocios independientes no tenían las luces encendidas, así que no se
veía prácticamente nada. Aún así yo me metí a investigar un poco, cogí
la luz del móvil y me di una vuelta por el laberinto de pasillos y
terrazas.
Y llegó el último día, el Domingo día 16. Éste fue el más intenso porque queríamos visitar todo lo que nos había quedado pendiente, y esto suponía darnos un buen atracón de visitas.
Decidimos empezar por los Jameos del Agua. "Jameo"
es una parte de un tubo volcánico a la que se la ha derrumbado el techo
a causa de la acumulación de gases, lo que genera, una oquedad circular
por la que pasa la luz. Este lugar fue obra del famoso Cesar Manrique,
que es el arquitecto, pintor, escultor y artista lanzaroteño o
“conejero” por excelencia. En el interior del jameo existe un lago
natural en el que viven unos cangrejos endémicos de la isla, de origen
desconocido que además son ciegos y albinos. Que conste que yo cuando
los vi pensé que eran monedas.
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Dentro
del jameo han habilitado una zona como bar- restaurante, eso sí, todo
muy integrado en el entorno. Una vez en el exterior hay un jardín con
una piscina artificial muy llamativa y un auditorio natural con
capacidad para unas 600 personas que, según cuentan, tiene una acústica
extraordinaria. Nosotros no pudimos entrar a verlo porque en ese momento
estaba en obras.
Después
decidimos ir a ver el Puerto de Órzola, desde el que salen los barcos
para la isla de La Graciosa. Esta isla mide unos 27 km2 y está habitada.
Es muy tranquila, y un destino ideal para desconectar de todo durante
unos días. No nos acercamos a verla porque teníamos muy poco tiempo, fue
una auténtica pena. De camino vimos una playita chulísima llamada Caletón Blanco, y nos quedamos con ganas de darnos un baño, y es que el agua estaba realmente cristalina.
Desde el Puerto de Órzola subimos al Mirador del Rio,
situado a unos 500 metros de altura sobre el nivel del mar, y desde el
que pueden verse unas impresionantes vistas de La Graciosa.
Antiguamente, fue una posición militar llamada “Baterías del Río”, que
fue transformada en mirador por ¡como no! Cesar Manrique.
Nuestra siguiente parada fue la Cueva de los Verdes.
Por lo visto existen dos teorías que explican su nombre, la primera
cuenta que se debe al misterioso color del interior de la cueva, y la
segunda y más probable dice que se debe a la familia de “Los Verdes”,
antiguos propietarios de las tierras en las que se encuentra.
La
cueva es muy bonita, y además es diferente a todas las que habíamos
visto hasta ahora, ya que esta es volcánica. La visita guiada dura una
hora, pero para mi gusto la guía iba muy rápido, entre caminar y atender
a sus explicaciones nos perdimos algunos detalles. Casi hacia el final
del recorrido hay un pequeño auditorio donde se celebran determinados
espectáculos, y en una tarima tenían un piano. La guía tocó un poco y
pudimos comprobar la buena acústica que hay. Por cierto, dentro hay un
secreto y no voy a desvelarlo, Suso se dio cuenta pero yo caí totalmente
en la trampa.
Al salir de la cueva fuimos a Haría, un pequeño pueblo repleto de palmeras, con deciros que al valle donde se encuentra le llaman el valle de las mil palmeras…. Y como no, buscamos una que nos diera un poco de sombra y allí comimos.
Por la tarde fuimos al Jardín de Cactus, también obra de Cesar Manrique y, a pesar de que no me gustan demasiado los cactus, reconozco que el jardín está muy bien diseñado y resulta agradable para darse un paseito.
Al salir de la cueva fuimos a Haría, un pequeño pueblo repleto de palmeras, con deciros que al valle donde se encuentra le llaman el valle de las mil palmeras…. Y como no, buscamos una que nos diera un poco de sombra y allí comimos.
Por la tarde fuimos al Jardín de Cactus, también obra de Cesar Manrique y, a pesar de que no me gustan demasiado los cactus, reconozco que el jardín está muy bien diseñado y resulta agradable para darse un paseito.
Nuestra última visita era a la Fundación Cesar Manrique,
habíamos visto tantos trabajos suyos que consideramos que había que
conocerlo también a el un poco. Dentro de su casa, aparte de sus obras,
enseñan zonas comunes quizás un poco excentricas, pero que resultan muy
curiosas. Me puedo imaginar las fiestas que debía preparar...
Y aquí se acabaron las visitas, a ultima hora de la tarde nos dirigimos al aeropuerto y volvimos a casa con muy buen sabor de boca, y es que Lanzarote, de todas las Islas Canarias ha sido una de las islas que más nos han gustado. Sin duda os la recomiendo. Eso si, preparar la cartera porque aquí se paga por todo.
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